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miércoles, 25 de abril de 2012

El arte de un buen matrimonio


Si los esposos practican estos principios, el matrimonio se convertirá en una unión de por vida que sobrepasará los desafíos y resistirá las pruebas del tiempo:
  • La felicidad en el matrimonio no es algo que sucede sólo. Un buen matrimonio debe crearse.
  • En el matrimonio, las cosas pequeñas son las cosas grandes.
  • Es nunca ser demasiado viejo para tomarse de las manos.
  • Es recordar decir "te quiero" por lo menos una vez al día.
  • Es nunca irse a dormir enojados.
  • El cortejo no debe terminar con la luna de miel, debe continuar a través de todos los años.
  • Es tener un sentido mutuo de valores y objetivos comunes.
  • Es enfrentar juntos el mundo.
  • Se trata de formar un círculo de amor que reúne a toda la familia.
  • Se trata de hacer las cosas para cada uno, no en la actitud de servicio o sacrificio, sino en el espíritu de alegría.
  • Es hablar en términos de reconocimiento y demostrando agradecimiento con maneras reflexivas.
  • Es cultivar la flexibilidad, la paciencia, la comprensión y el sentido del humor.
  • Se trata de tener la capacidad de perdonar y olvidar.
  • Es darse uno al otro en una atmósfera en la que cada uno pueda crecer.
  • Se trata de una búsqueda común por el bien y la belleza.
  • Se trata de establecer una relación en la que la independencia es igual, la dependencia es mutua y la obligación es reciproca.
  • No se trata sólo de casarse con la pareja adecuada, es ser la pareja
        Fuente:http://www.lafamilia.info/

martes, 17 de abril de 2012

Hijos Triunfadores

Luís Baba Nakao (Marzo de 2007)

Hace unos siglos un famoso pensador griego dijo:  "Lo único permanente es que vivimos en un mundo de cambios"

Debemos preparar a nuestros hijos para el mundo del futuro, no el mundo de nuestros padres ni el nuestro. En este mundo actual lo determinante para triunfar será el carácter, no exactamente el conocimiento, como muchos pudiéramos creer.
Tener temple, salir de fracasos adecuadamente, hacer de los fracasos un desafío y no una tragedia...., eso será lo que buscarán los seleccionadores de personal. Para los trabajadores independientes será un auto requisito.

Un hijo forjará carácter si percibe claramente la autoridad de los padres. Con presencia de autoridad los niños y jóvenes a su vez actuarán con autoridad para resolver sus problemas; actuarán por determinaciones. Sin presencia de autoridad nuestros hijos serán débiles de carácter y actuarán por impulsos con los consecuentes problemas de adaptación.
¿Exceso de autoridad? Siempre será mejor exceso que falta de autoridad. El límite de autoridad lo pone la siguiente regla: "La autoridad no debe humillar".  Básicamente lo que es el niño o el joven hoy será adulto del mañana. De vez en cuando hay que mirar al hijo como un adulto potencial.

¿Queremos que nuestros hijos no sufran? Entonces hay que prepararlos para sufrir. No podemos
estarle evitando todo el tiempo todo posible sufrimiento  ¿si no cuándo aprenderá? Debe comprender la muerte, los problemas de la vida, los problemas en el trato de sus congéneres. No debemos
resolverles todos los problemas, hay que ayudarlos a que poco a poco los resuelvan ellos mismos. Nadie logra metas exitosas y duraderas sin un poco de sufrimiento.
¿Alguien imagina a un campeón de atletismo que no sufra para lograr sus marcas? Eso se aplica a todo tipo de campeón y a todo tipo de actividad. Siempre hay que  pensar que, en parte, no queremos que ellos sufran para no  sufrir nosotros, pero les hacemos un daño con miras  al futuro.
 Hay que enseñarles a hacer ESFUERZOS SUPLEMENTARIOS.  Que sepan que siempre se puede
un poquito más. Recuerda que nadie recoge su cosecha  sin sembrar muchas semillas y abonar mucha tierra.

 Es muy importante enseñarles a carecer, es decir a "sentir la falta de" y arreglárselas por sí mismos. Hay chicos que no juegan su deporte si no tienen zapatillas de "marca". Si no aprendes a carecer no aprendes a arreglártelas.
Aunque tengamos para darles el 100%, los chicos deben saber el valor de las cosas. Si no lo hacen de chicos, les será muy difícil de adultos y allí sí que van a sufrir y nosotros también con ellos.  ¿Cómo les enseñamos a carecer? ¡Dándoles un poquito menos de lo que necesitan! ¡No hay otra manera! Si no ¿cómo sienten la falta de? Así aprenden a apreciar lo que tienen. Aprenden a no ser ingratos. Aprenden a gozar de la vida porque muchas veces se goza en las cosas sencillas. Aprenden a no ser quejosos.

Una excelente escuela para aprender a carecer (sin morir en el intento) es la mesa del hogar, la comida. ¿Qué debemos darles de comer? ¡Lo que nosotros decidamos que es bueno para ellos! Es no sólo por su bien  estomacal, sino que es una excelente forma de que aprendan a carecer, que no sean ingratos, que no sean quejosos.
"Mami... no me gustan las lentejas". Si quieren hacerles un bien para la vida, denles las lentejas.   Habrá berrinches, no se exalten (autoridad no es gritar), que no coma si no quiere, pero cuando le vuelva el hambre: ¡SORPRESA! ... ¡Las lentejas del refrigerador calentadas!  Parece increíble, pero si no hacemos este tipo de cosas no se podrá adaptar.  La comida es una buena escuela del carecer, pues así no serán quisquillosos en sus relaciones sociales, en el trabajo y en el mundo real.

También hay que educarlos en el servicio. Una familia normal es un equipo de trabajo con pocas tareas: tender la cama, limpiar los cuartos, lavar los platos, pintar la casa, etc.  Hay que educarlos para que realicen labores de hogar, aunque lo hagan mal al principio. Si no hacen este tipo de servicios luego tendrán problemas.
Las escuelas más importantes de liderazgo del mundo enseñan a los jóvenes a carecer, para que sepan y entiendan el mundo y lo puedan liderar.

 ¿Mesadas?  Que sean una cantidad fija, más bien, semanales y algo menos de lo que creen que  necesitan. Así aprenden a administrar el dinero.  Claro que se deben aceptar excepciones, pero conversadas serenamente.

Construyamos hijos luchadores, no debiluchos sobreprotegidos.  Que se superen a sí mismos. Que tomen los problemas como desafíos para mejorar. Recuerden que nadie alcanza altura con un solo vuelo. También hay que ilusionarlos con  ideales, metas futuras, sueños para que sean buenos de corazón. Importante también es estar convencidos de que triunfador no equivale a tener "dinero o propiedades", triunfadores son aquellos que son felices con lo que hacen, con su vida. Solamente así podrán hacer felices a otros.
Los hijos con carácter templado, conocimiento del carecer, educados en el servicio y plenos de amor e ilusiones serán hijos triunfadores.

Los padres tenemos la gran responsabilidad de criar hijos que transformen nuestro país, en uno donde reine la libertad, la abundancia, la justicia y sobre todo la felicidad.

"El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las 
 William George Ward.
 

sábado, 7 de abril de 2012

¿Cómo ser un padre “10”?


Los tiempos han cambiado, pero esta vez para bien. En la familia moderna el rol de padre es mucho más activo que en épocas pasadas. Ahora padre y madre están igualmente involucrados en la educación de los hijos; hecho que favorece la estabilidad física y emocional de los menores.
Sin embargo, está claro que la perfección no existe, y mucho menos en eso de ser padres. Por eso, y aunque la experiencia es el mejor de los aprendizajes posibles, nunca está de más conocer ciertas claves que pueden ayudar a convertirse en un padre diez.
ABC ha hablado con el doctor Gerardo Castillo, pedagogo de la Universidad de Navarra, para conocer esas reglas de oro que conviene seguir al pie de la letra:
 
1. Comenzar desde pequeños: Según el doctor Castillo, el padre debe contribuir, desde la fase de lactancia, a crear buenos hábitos en el niño. Favorecer un ambiente familiar y seguro, evitar festejarles las malas acciones y hablarle correctamente para que progrese en el lenguaje, son tres factores que facilitarán la evolución del bebé desde los primeros meses.
 
2. Ofrecer seguridad: Está claro que padre y madre deben complementarse en lo que a la educación del pequeño se refiere y, aunque el bebé necesitará durante los primeros meses de la cercanía y ternura propios del lazo que le une a su madre, el padre deberá centrarse en aportarle seguridad y ayudarle a realizar ciertas tareas como jugar, leer, escribir y dibujar.
 
3. Conocer el arte de premiar: Según Gerardo Castillo, “premiar es algo que hay que aprender. No hay que premiar todo lo que el niño hace bien ni limitarse a dar premios económicos o materiales”. Según sus recomendaciones, la clave radica en premiar más el esfuerzo que los resultados del mismo. “Un simple aprobado en una asignatura puede ser motivo de premio para un hijo, pero puede no serlo para un hermano más capacitado”.
 
4. Los castigos, siempre educativos: Los castigos no son más que una vía para enseñar ciertas conductas a nuestro hijo, por lo que siempre deben verse como una herramienta educativa. Según el doctor,”el castigo ha de ser proporcional a la falta cometida y limitado en el tiempo”. Además, debe servir “para reparar la falta” y nunca debe tratarse de sanciones físicas y humillantes para el pequeño.
 
5. No ser el único que castiga: Lo ideal, según el doctor, es que tanto el padre como la madre se turnen a la hora de establecer el castigo para que ninguna de las dos figuras sea más autoritaria que otra.
 
6. Su ejemplo a seguir: Crucial para los hijos es que vean en sus padres alguien a quien seguir e imitar, y eso solo se consigue convirtiéndose en un modelo de conducta para ellos.
 
7. Motivarles: Según el doctor Castillo, el padre debe también fomentar la automotivación del menor, ayudarle a descubrir motivos personales para estudiar, cumplir un horario, ayudar en casa, ser buen amigo...
 
8. La autoridad es imprescindible: El pedagogo argumenta que se trata de un mecanismo importante para la educación, aunque en ningún caso debe confundirse con el autoritarismo. Ahora bien, no por ser el padre como figura masculina del hogar, debe convertirse en el “malo” de la película pues esta labor, como todas, debe repartirse entre ambos progenitores. “Cuando solo exige el padre, la madre es vista como ‘la buena’, un planteamiento que acaba por desconcertar a los hijos”.
 
9. No ser excesivamente protectores: La sobreprotección puede tener consecuencias muy negativas para los hijos. “Acostumbrados a recibir ayudas innecesarias y a no tener que exigirse para conseguir lo que desean carecen de hábito de esfuerzo, lo que les incapacita para afrontar por sí mismos cualquier problema. La excesiva dependencia de los padres no les prepara para la vida”.
 
10. Educar a cada hijo de forma distinta: Cada uno de los hijos tiene su forma de ser y sus características que le diferenciarán del resto. Precisamente por el hecho de que cada uno de nosotros somos distintos, educar de la misma manera a los hijos es un error frecuente en el que no se debe caer. “Debemos adecuarnos a la edad, capacidades, personalidad...de cada uno de ellos”.
 
11. No establecer expectativas poco realistas: No se debe engañar a los hijos. Puede que los padres piensen que sus hijos son los más inteligentes, los más guapos y los más divertidos, pero jamás se les debe decir cosas tales como “que será el primero de la clase, se convertirá en ingeniero, continuará el negocio familiar...”.
 
12. No hacerle responsable antes de tiempo: A veces se quiere educar tan bien a nuestros hijos que les carga de responsabilidades antes incluso de que puedan asumirlas. Cada edad tiene sus pequeñas responsabilidades, por lo que los padres deben actuar en consonancia.
 
13. No elegir a sus amigos: Precisamente si el padre peca de autoritario en este sentido, puede conseguir el efecto contrario y es probable que el hijo salga con las peores amistades.
 
14. Y una de las más importantes... pasar tiempo con ellos: Es muy importante, por muy asfixiados que los padres estén con sus obligaciones profesionales, encontrar tiempo para estar con los hijos. “Pasar un rato agradable y divertido con ellos, tener una actitud positiva y no pagar nuestros problemas con los niños serán condiciones indispensables para su felicidad.”
 
Fuente: abc.es

miércoles, 4 de abril de 2012

A solas con el cónyuge: la importancia de compartir tiempo juntos


Una cita semanal a solas con el cónyuge fortalece el matrimonio. Este consejo que miles de parejas lo han comprobado, lo reafirma un nuevo estudio de la Universidad de Virginia, el cual dice que los matrimonios que tienen como regla de oro, tener una cita a solas aunque sea una vez a la semana, mejora el matrimonio, y por tanto ven reducido el riesgo de divorcio casi por la mitad.
No es la primera vez que los expertos hacen hincapié en la necesidad de convenir entre los esposos un tiempo a solas para disfrutar de la compañía mutua, sin la presión del horario laboral, las quejas de los niños o las cuentas por pagar. Este tiempo es definitivo para que la relación se fortalezca y logre la vitalidad que tal vez la rutina ha ido apagando.

Los autores del estudio explican que las palabras clave son “solo con la pareja” (no valen las salidas con amigos, parientes ni los niños) y “compartir”, entendida como la calidad del tiempo que se toman los esposos para comunicarse, para conectarse y para que disfruten el uno del otro, cosa que no es fácil cuando existen múltiples ocupaciones.
Pocos minutos hacen la diferencia
Las citas con el cónyuge tienen un la capacidad de lograr muchos beneficios en la relación, los sociólogos encuentran los siguientes:
Mejoran la comunicación: Al poder hablar sin la distracción de los niños y el trabajo, la cita les permite hablar de las cosas que les importan y motivan: sus sueños, aspiraciones, también temores... Si hablan de sueños, pueden compartirlos, buscar objetivos comunes. Si hablan de problemas, lo hacen de forma constructiva y tranquila, proactiva, que es mejor que reaccionar por instinto y con prisas rodeado de niños o agobios. Es recomendable que las citas sean agradables, y no se usen para hablar de problemas, pero en cualquier caso debe primar siempre la necesidad de compartir entre cónyuges. Una mejor comunicación es clave del éxito matrimonial.
 
Disfrutar de la novedad: Las parejas con años de relación tienden a "acomodarse" y perder la emoción. Los estudios demuestran que hacer juntos cosas novedosas (desde montar a caballo, hacer una caminada, pasear por la montaña, bailar o ver puestas de sol) borra la rutina, y une a los cónyuges en un reto compartido, divertido y emocionante.
Mejora la relación romántica y sexual: Las citas añaden creatividad y emoción, y al permitir el diálogo, puede ayudar también en este campo, animar a probar cosas nuevas, nuevos ambientes, etc...Todo ello fortalece el matrimonio.
Mejora el compromiso: Si al menos hay un día destinado para la cita semanal y se asume como un compromiso inalterable, queda claro que se marca una prioridad. Lo que refuerza la sensación de unidad y la importancia de trabajar por la relación. En otras palabras, queda claro que para cada cónyuge, el otro es una prioridad.
Se aligera el estrés: Salir a divertirse en pareja, o meramente relajarse juntos, quita estrés, y eso es bueno para el matrimonio, siempre amenazado por enfermedades, problemas de dinero, conflictos en el trabajo, entre otros... Permite ver al otro sin cargas de irritabilidad o cansancio o agobio, y eso ayuda a mantener el amor conyugal.
Algunas recomendaciones

Los expertos recomiendan que algunas de esas citas a solas sean por fuera de casa para cambiar de ambiente y lograr abstraerse del entorno cotidiano, pues es posible que cuando uno de los dos esté cansado y ya se haya acomodado en casa, el plan se eche para atrás. Por eso, es mejor salir y tener una cita con antelación.

Sin embargo, algunos esposos se niegan este tiempo juntos porque dicen no tener dinero para este fin, pero en realidad para pasarla bien con la pareja no hay que gastar una fortuna. Los buenos momentos pueden vivirse dentro de la simpleza y la sencillez, tal como es el amor. Es cuestión de proponerse, de “querer querer”. Aunque si se decide hacer actividades que impliquen dinero, éste debe ser tomado como una inversión y no como un gasto. Hay que invertir en la relación matrimonial, que al final es la única riqueza y lo que verdaderamente merece la pena en la vida.
 
Fuentes: ForumLibretas.com, Virginia University (marriage project)