Siempre escuchamos decir que la familia es la base de la sociedad, pero
pocas veces nos damos cuenta conscientemente de que el matrimonio es a su vez
la base sólida en el cual se cimienta la familia. Múltiples estudios
psicológicos y sociológicos demuestran claramente que el elemento que más
afecta a los hijos, positiva o negativamente, es la calidad de la relación que
llevan los padres. Si entre ellos hay constantes discusiones, peleas, insultos
y malos tratos, o si simplemente se ignoran y no llevan una relación abierta,
amorosa y sana, los hijos crecen inseguros, inestables y hasta rebeldes. Por el
contrario, si la relación de los padres es una de armonía, amor, respeto y
comunicación positiva y efectiva, los hijos crecen serenos y felices. Realmente
no es necesario leer ninguno de estos estudios para darse cuenta, por
experiencia vivida, de esta contundente verdad.
No pretendemos decir que debemos tener una relación de pareja “perfecta”
para tener una familia estable y feliz. Todos somos humanos y en ciertos
momentos cometeremos errores. Pero deseamos crear conciencia de la importancia
de tener una relación de pareja sana. Es por ello que las Sagradas Escrituras,
el Catecismo de la Iglesia Católica y múltiples documentos eclesiales y
teológicos nos indican la importancia del matrimonio para la familia, la
Iglesia y la sociedad. Al meditar esta realidad, nos damos cuenta de que si el
matrimonio está sólido, la familia también lo está; y si la
familia está bien, la sociedad está mucho mejor. No nos sorprende entonces las
enseñanzas de la Iglesia que nos muestran que el matrimonio (la unión del
hombre y la mujer en una sola carne, unidos en el amor eterno de Dios) es el
reflejo vivo del amor de Dios en la tierra.
Por ello, si la pareja quiere tener una familia sólida, estable y feliz,
debe primero desarrollar una relación conyugal sana en la cual reine el respeto
mutuo y en la que el amor entre los dos sea el vehículo para ofrecer a los
hijos, y por consiguiente a la familia entera, un ambiente propicio de amor y
paz.
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